Mi espacio
- Miguel Martín
- 19 abr 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 sept
Miguel Martín

El lugar en el que habitualmente leo, y ahora escribo, tiene unas grandes dimensiones y por ello tiene la posibilidad de varios subespacios aunque hay dos de ellos que por sus características merece la pena destacar.
Antes de entrar a detallarlos, voy a decir que sus paredes están pintadas de color albero lo que me trae a la memoria connotaciones taurinas por lo que supone la coincidencia de color con la arena de las plazas de toros. En aquellas hay colgadas fotografías de diferentes épocas de mi vida junto a personas de mi ámbito familiar, de amistad y profesional y que con cierta frecuencia las remiro para ejercitar mi memoria y sobre todo para recordar las vivencias que evocan su contemplación. El piso de la habitación es de terrazo, de grandes baldosas, tiene dos lámparas gemelas de hierro forjado iluminando una zona destinada a comedor, y otra lámpara mas que ilumina el resto de la habitación y que con una estantería que alberga varias docenas de libros, cuadros y adornos en otras zonas, componen la estructura decorativa de la estancia.
Como digo antes, hay dos zonas dentro de ella. La primera es una especie de sala de estar sin puertas, con un televisor muy antiguo caracterizado por su excesivo volumen y dimensiones que me provoca añoranza de años pasados en los que comenzaban las primeras emisiones de televisión y que se correspondían con mi poca edad. Los programas que se emitían eran en blanco y negro y generalmente de poca calidad técnica, pero nos proporcionaba la posibilidad de reunir a la familia en torno a el para ver los programas.
La otra zona esta ocupada por una chimenea y junto a ella, un confortable sillón y una pequeña mesa con un silla. Ahí es donde ahora escribo. Mirando como se consumen los trozos de roble y encina, descansando de mis lecturas o meditando sobre algo que tengo pensado escribir, se activan mis sentidos. Mi olfato ,con olores diferentes según sea el origen de los troncos, mi vista con la contemplación de las variadas formas que surgen de la leña al consumirse, mi imaginación con la evocación de lugares reales o ficticios relacionados con la procedencia de la leña, y mi oído cuando crepitan los leños con tonos a veces suaves y a veces bruscos que en éste caso anuncian su próximo fin y se dispara mi memoria recordando vivencias relacionadas con todo ello.
Al mismo tiempo mi mente se prepara para que imagine experiencias vividas o por vivir, y también ilusiones y proyectos que se plasmen en historias concretas. Unos proyectos que pueden aparecer con muchas o pocas opciones de ser realidades, que por el momento solo existen en mi imaginación, pero que espero alcanzar con la ayuda de éste espacio. Mi espacio.




