Luces y Sombras

Un día luminoso de primavera. El sol se reflejaba en los edificios de la ciudad lanzando destellos sobre viandantes, vegetación, vehículos. Un gran bullicio animaba la ciudad.

Samuel paseaba por una de sus calles, acompañado de Oliver, su fiel mascota, que era su soporte y su guía. La ceguera de Samuel, no impedía que disfrutara de la ciudad. Pero aquella tarde Samuel y su amigo Claudio iban camino de la Sala de Conciertos de la ciudad para asistir a una representación musical. Ya dentro de la luminosa sala,  Samuel percibía el murmullo de la gente, ese ambiente alegre de grandes acontecimientos. Poco a poco las luces comenzaban a atenuarse, sólo quedaba iluminado el escenario. La orquesta y coro hicieron su aparición. Después el Director y el concierto empezó.  Las primeras notas, los primeros sonidos llenaron de armonía aquella sala.

Samuel no veía, pero era capaz de distinguir los sonidos de cada instrumento, cada voz, en que zona del escenario estaban colocados. Su luz interior le hacía disfrutar, para él no importaba su ceguera, las sombras. El desarrollo de otros sentidos amplificaban su estado de ánimo, sus emociones, sus sentimientos.

Las luces y sombras también están presentes en nosotros, en nuestras vidas. Vemos con la luz exterior, pero que importante es ver, como Samuel, cuando no hay luz, sólo sombras, vivir dentro de ese mundo, hacer de la oscuridad luz.

Samuel nos enseña, como tantos ciegos, que es posible iluminar la oscuridad, ver en las sombras, que estas no nos apaguen nuestras vidas.

Samuel disfrutó del concierto. Al llegar a casa, allí estaba su fiel mascota, Oliver, alegre y contento por la vuelta de su amo, dispuesto a seguir acompañándole y Samuel preparado para seguir viviendo con ansias de luz, a pesar de las sombras de su ceguera.

Jose Mª Lozano.