8 Añitos
- Estrella Sánchez
- 24 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 may

Una luminosa mañana del mes de mayo vine con mamá, a la ciudad. Veníamos a comprar un vestido para mi Primera Comunión, que sería el 24 de mayo. El viaje se me hizo largo a pesar de que en las dehesas había muchas amapolas y florecillas azules, pero no apareció ni una vaca, ni un ternero y menos el toro bravo. -Deben de estar aun dormidos en los boíles pensé- y me quedé dormida. Al llegar a la estación, mama me despertó y de pronto me vi abrazada y besada por la querida Aurita, -hermana menor de mi mamá, -que nos estaba esperando para acompañarnos a la modista. Vimos muchos escaparates y en un momento dado desembocamos en una plaza llena de balcones y arcos y en medio de aquel grandioso lugar una gran farola rodeada de jardines.
-Mi tía Aurita me informo que estábamos en la plaza Mayor.
Mamá -lloriquee, - ¡estoy cansada, me duelen los pies ¡
-Pues eso tiene arreglo -Exclamo alegremente Aurita,- ahora mismo entramos en esta moderna cafetería ,pedimos leche merengada descansamos un ratito, y me cuentas que haces en el pueblo .
-y mientras se calentaba un poquito aquella leche tan fría yo le dije que mamá, me había enseñado a rajar aceitunas para que se endulzaran con muchas, muchas aguas;las tomillejas y demás hierbas para poderlas comer en la Navidad y me gusta ir a los campos a recoger tomillos con mis amiguitas y niños. Para alfombrar la Iglesia en el Jueves del Corpus Christi y por San Juan quemarlos. Aquellos y más. -Después de un buen rato, de charla, seguimos viendo y probando modelos y un poquito rezongiona le dije a mi tía Aurita: ¿porque me tienen que hacer un vestido que me llega hasta los pies?,¿quizá lo pise, o me enrede y me pueda caer? - ¡No entiendo porque me tiene que llegar hasta los pies, ¡Mamá, refunfuñé¡-
Sin contestar a mis ruegos nos llevó a comer a un céntrico Restaurante, y de regreso al pueblo me quede otra vez dormida,
-Había vivido tantas emociones y comido cosas tan ricas, que de regreso no salude a las familias vacunas que paseaba por las dehesas.
Después de abrazar a mis hermanitos y a papá que nos estaban esperando a que bajáramos del coche de línea, los niños me pidieron los caramelos que la tía me había dado para ellos.
Y cuando nuestro Padre, al terminar de cenar me pidió que les contara lo que había visto durante la comida le conteste muy ufana:
-Vi, sonrientes señoritas, que vestían falditas cortitas, sirviendo ensaladas saladas, en aquella elegante sala. Y me quede dormida encima de la mesa camilla.
*Y pasaron los años, y aquellos momentos de la infancia se quedaron grabados como una cancioncilla aquí, en mi plexo solar, que es donde dicen que viven los sentimientos. Y de vez en cuando me sorprendo canturreando:
…Mi infancia está impregnada de olor a tomillar,
Endulzando aceitunas, para la navidad.
Al terminar la primavera y comenzar el verano
Los niños de mi escuela, volábamos a los campos.
A recoger tomillos, tomillos blancos y morados.
Noche de magia, noche de hoguera,
aromas de incienso, perfuman plazuelas.
Festejando al santo, saltando la hoguera.
La luna cansada de tanto festejo,
se retira pronto a sus aposentos.




