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Si yo hubiera sido una montaña

Paquita Hernández

Si yo hubiera sido una montaña

Hubiera alcanzado con mis manos el cielo.
Sobre la nieve blanca y pura de mi cumbre
entonaría cada día una plegaria:
“que se acabe el dolor,
que en mí crezca la esperanza”.
Y en mis bosques silentes,
a la luz de la luna plateada,
escuchar el susurro del viento,
el correr de un arroyo
entre árboles, musgos y retama.
Mi falda, de un verde luminoso,
sería cobijo de pájaros y flores,
tomillos, peonías, zapatitos de dama…
Cervatillos y ardillas pondrían
la nota de calor y de paz
a mi alma curtida de borrascas.
Y no faltaría mi estandarte con su lema
¡amar y respetar a la montaña!

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