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Correr


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Galopó tanto el corazón

por abarcar el infinito,

que, en su loca carrera,

se perdió lo mejor:

por no frenar, no vio

lo bueno que es, con calma,

apreciar lo pequeño, lo finito…


La mirada no capta los detalles

en tan veloz carrera.


¡Ay, loco corazón!

En tu ceguera

aprendiste algo nuevo:

la belleza y la ciencia

no se alcanzan al correr.

Hay que saber parar,

para apreciar su esencia.

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