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Ya nada imprescindible para nadie


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Cuando has llegado aquí,

Y estás conforme.

Escuchando el barullo de la vida

Lo mismo que el sonar de las campanas

Una tarde de otoño.

Y no te inquieta nada,

Y esos gritos del odio del que manda.

Los oíste ya mil veces

Y sabes, que es fanfarria solamente

Y que de todo eso, al fin no queda nada.

Y quieres que te afecte

Solo lo más cercano, 

Ir a comprar un libro,

Hacer un crucigrama,

Y oyes, sin interés, porque lo olvidas

La lucha de los otros, sin envidia.

Que todo ese barullo, a los dos días,

Es niebla del el pasado.

Y en lo que te concierne,

La lucha por  llegar, 

Quedó muy lejos...

El relumbrón, el ser reconocido,

Y esa sonrisa tuya al recordar

Las cosas que has vivido...

Los gritos, los miedos, las carreras,

Trabajar hasta tarde... para nada.

Y los tuyos lo saben.

A tu montón de arrugas

Tan solo le interesa,

Pintar una mándala, leer un libro,

Escribir lo que piensas, quizá...

Escribir un cuento para Julia

Pasear al sol de mayo...

O un baño en la piscina.

Lo otro, se fue y no importa, 

¡Se han quedado en un sueño

Tantas cosas...!

Ahora tan solo importa

Estar, Y ya que estás,

Disfrutar de los tuyos, 

Eso sí, eso te importa

No en balde  eres humano..

Y hay cosas que te gustan

Cantar, sin mascarilla,

Comer, beber, ver cine,

Leer un libro

A la sombra, en un parque.

Sentirte, sin desdoro, un hombre con sus años

Ya  nada imprescindible para nadie.

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